
Nominado al Oscar 2022 a mejor cortometraje documental, Tres canciones para Benazir nos muestra la vida de Sahista y Benazir, una pareja que vive en un campamento para refugiados en Kabul, Afganistán. Allí se ganan la vida como pueden, ya sea fabricando ladrillos o trabajando en las plantaciones de amapola dedicadas a la producción de opio. Una vida marcada por la pobreza y la falta de oportunidades, pero que afrontan de la manera más positiva posible.
Tres canciones para Benazir muestra una visión humana de las consecuencias de los conflictos bélicos y sociales que ha sufrido Afganistán en los últimos años. Como si se tratase de una planta que florece en el lugar más insospechados, Sahista y Benzair buscan la luz en un mundo lleno de oscuridad, no solo marcado por la guerra, sino también por la imposibilidad de tener una vida digna. Al igual que cualquier persona del mundo, tienen sueños e inquietudes, bailan, cantan y ríen; y quieren vivir a pesar de las circunstancias.
Los directores Elizabeth y Gulistan Mirzaei ya habían mostrado anteriormente los problemas por los que pasa la población de Afganistán más allá de la guerra. Por ejemplo, en Laila at the Bridge (2018), nos muestran la historia de Laila Haidari, una mujer que sobrevivió al matrimonio infantil y a su propio pasado traumático para luchar contra la adicción a la heroína de muchos afganos; o en Farewell Kabul (2014), donde muestran a Zekria, un joven afgano que con la salida de buena parte de las tropas estadounidenses del país y la posible inestabilidad a la que se enfrenta el país, trata desesperadamente de salir del país en busca de un futuro mejor.
En Tres canciones para Benazir, los conflictos sociales del país pasan a un segundo plano para centrarse en sus protagonistas, huyendo de la visión que normalmente se tiene de Afganistán, marcada por prejuicios y pensamientos preconcebidos. De esta manera, Elizabeth y Gulistan Mirzaei buscan rendir homenaje a todos los afganos que por causa de los conflictos sociales, bélicos y políticos se han visto abocados a una vida que no les pertenecía. Personas como Sahista y Benazir a los que les robaron la posibilidad de construir un futuro digno, formar una familia o vivir una vida plena.
Si aún no has visto Tres canciones para Benazir, puedes verlo en Netflix.