
Hakim se lanza al mar en busca de un futuro mejor. A cada brazada los recuerdos de su familia, sus amigos y de Larache, su ciudad natal, salen a flote. Esta es la premisa de El Nadador, el primer trabajo en la dirección de Pablo Barce. Un cortometraje con el que ha logrado la nominación a los Goya 2020, además de hacerse con el Premio Forqué a mejor cortometraje.
El Nadador nos acerca al problema migratorio, poniéndonos en la piel de Hakim, un joven marroquí que intenta sobrevivir en un mundo, muchas veces hostil. Hakim, que rondará los 15 o 16 años, tiene que trabajar duro para aportar algo a la economía familiar. Y, a pesar de tener su familia, sus amigos y su vida en Marruecos, decide lanzarse al mar para tratar de llegar a Europa.
La película no se centra en el viaje y los problemas que este conlleva, sino en lo que dejan atrás los inmigrantes que intentan cruzar el Mediterráneo. El director opta por mostrarnos punto de vista diferente al que habituamos a ver en los medios de comunicación. Permitiéndonos empatizar con el protagonista y su historia.
Una historia basada en un relato de Sergio Barce, cargada de silencios que sobrevuelan un ambiente desalentador. Es en estos silencios donde reside la fuerza de la historia.
Taha El Mahroug, que interpreta a Hakim, consigue transmitir con su mirada y sus gestos este clima de desesperación. Dando vida a un personaje sufridor pero fuerte de espíritu, que mira el mar mientras sueña con una vida mejor.
A cargo de la dirección de fotografía de este cortometraje, está Jorge Roig, que nos presenta un Larache sombrío y melancólico. Roig se decanta por los tonos azules, que dotan a la cinta de una atmósfera triste y depresiva.

Pablo Barce se graduó en montaje por la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid) y ha trabajado como montador en diversas producciones como Manías (2015), o Cabezas habladoras (2016), ganador de un Premio Goya en 2017. También se encargó del montaje del largometraje documental Ruibal por libre (2017) de César Martínez.
Su trabajo previo como montador se refleja en la narrativa esta historia, donde se van intercalando los recuerdos del pasado con el presente. Barce lo hace mediante un montaje que tiene un gran sentido del ritmo, pero al que le falta fuerza en ciertos momentos de la historia. Instantes de tensión que, en mi opinión, no logran transmitirse de manera eficaz al espectador.
No obstante, en esta ópera prima, Barce nos demuestra sus dotes para la dirección. Esperamos que nos sorprenda pronto con nuevas historias, en un futuro, que alentamos prometedor. Además, tras ganar el Premio Forqué a mejor cortometraje, se postula como uno de los favoritos para hacerse con el Goya 2020 el próximo 25 de enero.
El Nadador se puede ver de manera integra y gratuita en la web del Festival Iberoámerica de Cortometrajes ABC.
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